Contracorriente

Cuando la emoción se desborda y rebosa por el alma hasta hacernos un nudo en la garganta, cuando el sentimiento salta hasta salirse del corazón y nos oprime el pecho y no podemos impedir que se nos escapen los besos o las lágrimas, cuando las mariposas del estómago se convierten en cenizas enterradas en decepciones y las tripas se nos enredan unas con otras hasta causar un dolor insoportable por ese nudo inextricable… es cuando nos damos cuenta de que somos juguetes en manos de los sentimientos y las emociones.

Somos tan insignificantes que la alegría o las penas nos conducen por caminos que nunca desearíamos por voluntad propia. Para qué esforzarse en nada contra corriente si la marea siempre nos acabará venciendo. Me dejo llevar, no sé a dónde, ni cuándo, ni por qué, ni con quién… he aprendido a no hacer preguntas porque las respuestas siempre provocan una zozobra mayor a la de la incertidumbre.

(Fco Tomás M 2024)

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