VOLVERÉ MAÑANA.

Volveré mañana, para mirar tus ojos rasgados al despertar y sentirme feliz. Rociaré tu cuerpo con mis besos para que no temas levantarte temprano. Acariciaré tu piel con la única intención de despertar tus pechos dormidos. Juntaré mis labios a los tuyos para sentirnos vivos y tener escalofríos. Notando mis latidos y el trasiego de la sangre por mis venas, insuflaré las velas de mi nave para alcanzar las orillas de tu playa. Lentamente, entraré en tu bahía con el zigzag de las olas que empujan de fuera a dentro y de dentro a fuera. me dejaré llevar por los movimientos aparentemente suaves pero llenos de vida. Encontraré el agua templada de tu bahía incitándome a llegar más y más allá. Tu suave cala, se mostrará jubilosa de mi visita y me arropará con besos y abrazos como no queriéndome dejar escapar. Pero no quiero escapar, no. Deseo quedarme sin fuerza en cada movimiento y embriagarme de tus gemidos y palabras entre dientes. Soy feliz despertando tus sentidos y tu recibimiento es el mejor trofeo para este caballero a tu servicio. Méceme, recibe y da, repliega y sacude tu sexo contra el mío. Vamos a llegar al paraíso soñado del placer. Abro mis ojos y veo los tuyos entornados, su labios entreabiertos, tu pechos desafiantes y me humedezco de tu néctar de amor… no creo que me oigas en este momento, pero te amo. Siento mi fuerza escapar y das un gran suspiro de alivio porque hemos tocado las nubes del cielo. Dejar caer tu piel sobre la mía dejando atrapada mi nave en tu bahía. No existe el tiempo, desconozco si es de día o de noche, ignoro el día de la semana o la estación del año… sólo sé… que volveré mañana.

(FcoTomásM2024)

Esperanzas

Voy a confeccionarte un vestido con todos mis versos para que nunca te penetre la soledad, la tristeza o la desesperanza. Iré escogiendo mis más acertadas rimas y tejeré las sílabas siguiendo un único patrón: mi amor apasionado por ti. Será de talle fino para rebelar tu silueta sinuosa y sensual, tendrá un escote generoso para que te envidie quien te mire, llevará la espalda al aire para que puedan ver tus alas, culminará en una amplia raja en la parte trasera para que se enamoren de esos pasos tuyos tan coquetos y majestuosos. Adornaré tus finos hombros con mis mejores elogios y te haré una diadema de corales de mi mar Egeo para que coronen tu frente. Sé que tengo que doblar el vestido y guardarlo con cariño para el día que nos encontremos y me inundes de besos. Sabes que tengo paciencia y no voy a desesperar porque no te asomes pronto por la entreabierta puerta de mi vida. Sólo tienes que entrar, mirarme a los ojos y correré a fundir mis labios con los tuyos, a regalarte mis latidos, a donarte mi alma y a jurarte mi amor eterno.

(FcoTomásM2024)

TOC, TOC.

Nunca llames a la puerta equivocada. Si tienes dudas, vete. Nadie es capaz de adivinar quién te abrirá esa puerta a la que acabas de llamar. Conoces tus intenciones, sabes tus pretensiones, delatas tus deseos, pero la ignorancia más arrogante cubre a quien está al otro lado de la puerta.

Podemos recordar las historias de quienes llamaron a una puerta, entraron y salieron en compañía. Ellos encontraron a alguien que colaboró en su convicción de ser fiel a sí mismos pero ¿qué sabemos de quienes entraron y nunca volvieron a salir?

El destino siempre tienta al confiado y nadie es ajeno a la seducción del lado maligno. Unos rozan lo tenebroso y escapan; otros coquetean con el pecado pero salen escaldados; una minoría silenciosa desaparece tras la puerta de la maldad. Unas veces por voluntad propia y otras veces por designio ajeno, el débil bordea el filo de la navaja de la vida y hace equilibrios para sostenerse sin caerse definitivamente por el abismo de la perdición.

Todos hemos tenido un instante de debilidad del que nos hemos arrepentido siempre. Desde la distancia es sencillo afirmar que se podría haber hecho otra cosa pero en aquel momento preciso hicimos lo contrario.

La piel se arruga con los años porque el alma se encoje y ocupa menos espacio dentro de nosotros. El continente siempre crece y el contenido habitualmente decrece. Como el globo de un niño se va desinflando sin explicación hasta quedarse en nada y provoca el llanto del niño, así los traspiés de la vida, las amarguras inconfesables, las pérdidas irreparables y las caídas de bruces van encogiendo las almas de los seres humanos para convertirlas en simples briznas de recuerdos.

Sólo nos queda insuflar nuevos aires a nuestras almas para que no queden convertidas en un vacío perturbador. Hemos perdido mucho aire con el paso del inexorable tiempo pero hay que aferrarse a cada instante con la mayor de nuestras fuerzas para que no malgastemos el poco aire del alma. No es fácil, pero es sencillo. El esfuerzo es necesario para demostrarnos que toda lucha es lícita en nombre de la vida.

Muchos son los caminos que conducen a la revitalización del alma pero el amor, sin duda, es el más seguro aunque es el más complejo. El concepto AMOR va enredando a lo largo de las etapas vitales de los seres humanos; empieza siendo un revoloteo de mariposas en el estómago de un quinceañero y termina siendo una sensación de paz compartida en la madurez.

Siempre hablo de lo mismo, pero los sentimientos son los únicos lazos de unión de las almas de los hombres y las mujeres a lo largo de la historia. Los griegos plasmaron las emociones en todas sus obras, desde la arquitectura a la literatura, porque entendieron el mundo como una globalidad de seres humanos atados por sentimientos de todo tipo y son, estos sentimientos, los que enhebran las costuras de la sociedad y la cultura.

No sé qué me llevó a plantarme delante del teclado a escribir las cosas de siempre con palabras distintas, pero sé que la vida me sigue reclamando su atención y he hecho de los sentimientos mi herramienta para la supervivencia en este mundo ecléctico, estereotipado,  encorsetado y restringido en el que la libertad individual se ha convertido en un delito penalizado por la aristocracia en el poder.

(FcoTomásM-2024)

Trazos emocionales

Escarpado sendero de sombras esperpénticas y piedras de aristas afiladas ¿Quién merece este final, tras una vida azarosa y dificultosa?. Los dioses del Olimpo no escuchan las súplicas de los mortales y dejan que sus caprichos diriman el destino de los hombres. De la profunda oscuridad del Hades, ascendiendo del mundo subterráneo, salen las almas de los desdichados que no han conseguido cruzan la laguna Estigia en la barba del insobornable Caronte.

La soberbia de los hombres es lo único que los dioses no perdonan. La lucha por la libertad es una soberbia mal disimulada y nos pone en el disparadero de la ira de los habitantes del Monte Olimpo. Los pecados más imperdonables son un lastre para el hombre maduro pero la soberbia acaba con el hombre en plena juventud.

La vida es un viaje apasionante pero peligroso en el que una sola decisión puede cambiar tu rumbo de una vez para siempre. El arrepentimiento no es propiedad de los débiles, aún más, creo que es un acto de valentía porque no hay mayor juez del ser humano que uno mismo. Nunca he perdonado a nadie porque no me veo legitimado para juzgar ni condenar o perdonar a nadie, es una tarea exclusiva de los dioses, y no olvido porque la memoria es el mejor de los compañeros de viaje de quien pretende sobrevivir a la mentira.

Me vino a visitar la Musa en un momento nada propicio, pero nunca pospongo su visita porque eso me convertiría en un ser más caprichoso que la propia Musa. No podría describirla porque tiene nombre femenino pero su fuerza es semejante a la de Aquiles, su inteligencia es comparable a la de Penélope y su poder se iguala al de Zeus, que todo lo ve. La Musa es capaz de entrelazar pensamientos aparentemente inextricables con la sagacidad de la mismísima Atenea, la de los ojos claros, y de teñir de belleza la oscuridad del ser humano con la misma facilidad con la que lo hace Eos, la de los dedos rosáceos.

Cada vez que la Aurora saca con su carro a Helios del Este para que comience su camino hasta el Oeste, agradezco a los dioses su benevolencia y me armo de paciencia infinita para ver caer a mis enemigos y poder ver reverdecer los campos arrasados por las mentiras de los tiranos. Nunca fui modesto, pero sí soy humilde y sencillo, que no simple. Procuro no envilecer a los demás porque sé el daño que hace la ponzoñosa lengua viperina de algunas personas. La vida me concede paz, tranquilidad, amor y, sobre todo, libertad.

Veo cada vez menos gente que merezca la pena. Estamos sumergidos en un mundo sin piedad, sin pasión, sin sentimientos ni sinceridad. Por ello, quizás, me empeño en soportar las adversidades que van viniendo, porque la vida siempre es un regalo de los dioses. A pesar de todo esto, siempre reflexiono en voz alta: Escarpado sendero de sombras esperpénticas y piedras de aristas afiladas ¿Quién merece este final, tras una vida azarosa y dificultosa?.

(FranciscoTomásM2024)

Chubascos emocionales

Los chubascos emocionales nunca son previsibles. Uno sale a vivir y se empapa. Hay quienes usan permanentemente un paraguas para las tormentas sentimentales pero eso les aparta de la realidad. La mayoría salimos a vivir con la esperanza de que no haya nubes grises que nos mojen el corazón. Aunque parezca mentira, el corazón es la parte del cuerpo más expuesta a las tormentas de emociones. No quiero olvidarme del alma, que se empapa igualmente de los chubascos de sentimientos, pero es, el corazón, el que más se delata.

Los adolescentes tardan en aprender a esperar a ver si escampa y suelen salir chorreando de las tormentas de sentimientos. Tan calados, generalmente, que tardar varias semanas es ver su corazón seco y preparado para volver a pasear. Los mayores, cuánta más edad con más razón, se hunden en su sabiduría para intuir lluvia emocional. Hay quien asegura que el corazón va creando una especie de chubasquero casi imperceptible que hace que todo le resbale.

Entre los primeros y los últimos, el ser humano vive debatiéndose entre querer, poder y desear. Se quiere poco, se puede menos y se desea todo. De ese conflicto entre las nubes grises de la vida, surgen los chubascos emocionales. Pasamos media vida huyendo de las tormentas, sufriendo lluvias torrenciales o previniendo lo imprevisible.

Yo, que me he empapado mucho, ahora ya ni siquiera miro antes de salir a vivir. Salgo y que sea lo que la Fortuna me tenga deparado. Atrás dejé los días es que no vivía por no mojarme o en los que me iba adentrando de tormenta en tormenta sin capacidad de reacción. No creo que eso demuestre que he dejado de vivir sino que he aprendido a vivir con calidad, sin esperar aviso de lo inesperado y saliendo huyendo a las primeras gotas. Uno de salir a vivir y empaparse, ya que los chubascos emocionales nunca son previsibles.

(FcoTomásM2023)

UNA CARTA QUE NO ERA PARA MÍ.

Hoy recibí una carta desde el cielo. No tenía remitente y yo no era el destinatario pero llegó a mis manos en un sobre color celeste, que trajo el fuerte viento de esta mañana de diciembre. Estaban cayendo unas casi imperceptibles gotas de un cielo plomizo y saqué las manos de los bolsillos de mi gabardina para calarme una gorra. Entonces, me cayó en la mano la carta, que guardé en un bolsillo, casi sin mirarla, para que no se mojase con la fina lluvia matinal.

Llegué a casa y me dispuse a leerla atraído por lo curioso de la forma en que la recibí y porque no tenía ni destinatario ni remitente. Así  se podía leer en un papel fino y una escritura cuidada de letra fina y caligrafía esmerada:

Querido hijo: No puedo cocinarte estas Navidades porque el Destino nos ha separado, muy a pesar, de forma abrupta y sin tiempo para despedidas. Sé que estás triste y que en el taller ocupacional has perdido la ilusión; sé que casi no comes y has perdido peso; sé que apenas hablas con tus hermanos y te has tornado mohíno e introvertido.

Las cosas nunca son como uno las desea pero esa incertidumbre no debe restarte las ganas de vivir. Me tuve que ir con prisas con aquel estúpido conductor ebrio que me atropello cuando salía de casa a comprar el pan candeal que tanto te gusta. No quiero que abandone la lucha por vivir cada día porque me fui sin sufrir. No puedo prepararte la ropa cada mañana, ni hacerte la comida, ni ayudarte a vestirte, ni cogerte de la mano para pasear pero siempre estaré a tu lado, cuidando de ti.

Hemos pasado años muy duros desde que naciste y me dijeron que eras un niño con limitaciones, lo que te haría ser dependiente. Hemos pasado más de treinta años luchando juntos con ese amor que me has insuflado cada día al despertar con tu sonrisa y ahora no puedes rendirte. Has luchado por poder andar con cierta seguridad, por comer sin derramar la comida, por asearte sin ayuda, por vestirte de forma lenta pero eficaz, de hacer maravillas en madera en el taller con tus compañeros y amigos.

No quiero que pienses que la vida no merece la pena sin estar yo a tu lado. Eres fuerte y nos has inculcado a todos la capacidad de superación y ese amor infinito que nos han regalado siempre. Debes seguir acudiendo a tus terapias, dejarte cuidar por tus hermanos y obsequiarles con tu forma balbuceante de decir gracias. Vive y lucha, como luchaste para nacer en un parto complicado y doloroso para los dos. Piensa que yo te sigo peinando cada mañana, que te llevo el tazón con leche y cereales para desayunar cada mañana, que te doy un beso al dejarte entrar en el centro ocupacional, que te espero ansiosa a la hora de la salida y que arropo en la cama cuando quieres ya dormir.

No me ves, no me oyes pero sé que sabes que estoy y estaré siempre contigo. He dejado caer esta carta desde el cielo para que alguien pueda transmitirte todas estas cosas que quería decirte y sabes que si no te escribo directamente es porque no sabes leer.

Te quiero. Mamá.

(FcoTomásM2023)

UNA NUBE ALGODONOSA

Cuelga un corazón de una nube algodonosa y parece querer caerse. La nube es blanca y gris y el corazón mantiene su rojo chispeante. En el cielo pugna un azul intenso contra un gris claro pero no parece vencer ninguno de los dos con claridad. Tres pájaros oscuros se cruzan con rapidez de derecha a izquierda. Sopla un poco de viento frío pero el sol logra templar mi piel y sostener mi alma. Una madre mece a su hijo en un banco de parque y un viejo con sobrero se pone la mano como visera para mirar a un lugar indefinido del cielo. Y allí estoy yo, con esa serenidad que a duras penas logra imponerse a mi desmedida pasión, observando el vaivén del corazón rojo chispeante colgado de una nube algodonosa.

LOS GRITOS NO SUENAN A TRUENOS.

Nubes grises disipándose en el alma. Rayos tenues de esperanza rozando el corazón. Cicatrices invisibles para todos pero no para mí. Vivimos un conflicto diario, a veces sin saberlo, que nos hace tambalearnos hasta casi caer. Muchas sensaciones te invitan a vivir y algunas te desalientan. Corremos por las emociones como si tuviésemos miedo a sentir. Dudamos ante un beso, no nos atrevemos más que a deshojar una margarita, huimos de todo aquello que significa sacrificio y compromiso, nos escondemos de la verdad y nos refugiamos en los sueños sucios, porque nunca piden nada a cambio.

Los gritos no suenan a truenos y el destino deslumbra más que el relámpago de una tormenta de finales de agosto. Tenemos alma pero no la mostramos, poseemos corazón pero no lo sacamos a pasear por si se nos moja. Las dobleces impertinentes de la edad nos hace acomplejarnos de nuestros cuerpos… ¿Qué nos queda? Siempre tendremos un recuerdo al que aferrarnos porque ya no nos hace daño y una esperanza que nos ilusione porque no sabemos si llegaremos a rozarla con la punta de los dedos.

Cada día escribo más pero creo que escribo peor, aunque estoy convencido de que escribo lo que siento. Las impertinencias del destino no están marcadas en las líneas de la palma de la mano. Queremos creer pero creemos sólo en aquello que nos conviene. Da igual como llamemos a la esperanza porque la creencia siempre emborrona el nombre. Yo creo en las personas pero sólo en las que tienen convicción en lo que hacen y no arrojan la toalla a las primeras de cambio. Ahora, después de muchos encontronazos con el infortunio, valoro más la bondad demostrada, que los proyectos emocionales construidos en el aire.

No dejo de soñar, sueño cada día más, pero he empezado a acomodarme los sueños y no amoldar mi vida a ellos.  Los sueños son tiranos con los que aspiramos a todo.  Quizás, desde la sedienta capacidad para absorber momentos, miro cada día menos lejos y me centro mucho más en lo cercano. Sé que hay mil cosas más allá de mi vista pero creo que me he perdido mil instantes por pensar en los que me esperaban a la vuelta de la esquina. Sin pretensiones, sin juzgar, sin inmovilismo… avanzando sin temor pero sin más pesadumbres que las que me exigen mis pecados, sin detenerme, pero exultante de sentimientos… así camino cada día por las aceras y cada noche por mis sueños.

(FranTM2023)

UN PAÑUELITO ROJO

Allí estabas, con un pañuelito rojo anudado a tu cuello de cisne, una camiseta blanca de tirantes, tu minifalda vaquera y esos calcetines tobilleros blancos que cubrían tus pies bajo unas deportivas rojas con los cordones blancos desabrochados. Entre las apreturas de la manifestación, las canciones reivindicativas, los coros contra el gobierno y las exultantes consignas de la clase obrera, te vi al otro lado de la pancarta. Tus amplias gafas de sol me parecieron graciosas por ese toque chic que te daban junto a ese lacito pequeño en el pelo. Íbamos lentos, con la parsimonia de toda manifestación, con la algarabía inherente a la gente que sale un día festivo para decirle al gobierno que se están cargando a los trabajadores y aplastando sus derechos. Nunca fui de manifestaciones pero ese día me convencieron unos compañeros por la insoportable situación del país.

Igual que te encontré por casualidad, me reencontré contigo tomando unas cervezas en un bar del centro de la ciudad, también por casualidad; y, por puro azar, uno de mis amigos te conocía de reuniones de la sección sindical. Una cosa lleva a la otra y de los castos besos de presentación entre compañeros llegamos, sin casi darnos cuenta, a charlar sólo sobre nosotros ignorando las conversaciones de los demás. No recuerdo cuándo se fueron, dónde seguimos bebiendo vermú de barril, qué comimos sentados en una terraza entre luces y sombras bajo un sol de justicia, pero recuerdo cómo cayeron mis labios obre los tuyos y el ansia de nuestros besos en aquella cama, que ya encontramos deshecha en mi apartamento de aquel barrio de gente obrera.

Nunca supimos mucho de nosotros mismo y ni nos empapamos de historias del pasado ni planeamos proyectos de futuro. Sólo recuerdo tu cuerpo desnudo y caliente, el aroma a jazmín de tu pelo, tus ojos cerrados por puro placer, tus piernas abiertas en una invitación a la lujuria, tus pechos pequeños intimidándome con sus pezones duros y mi nieve tibia cubriendo tu valle rosado. Siempre acabábamos exhaustos y nos quedábamos con nuestros cuerpos abrazados, los ojos cerrados y sin saber qué decir. No recuerdo ya tu nombre y es probable que tú tampoco recuerdes el mío. He estado pensando en ti pero la memoria me juega una mala pasada y no consigo recordar  cuántos días pasamos juntos sin salir de la cama más que para darnos aquellas duchas juntos en las mi boca se empapaba de agua que escurría por tu sexo y en las que acabamos empapados en la cama para volver a hacer el amor. Ahora, que ha pasado tanto tiempo, sólo recuerdo que todo empezó un 1 de Mayo.

(FcoTomásM2023)

RELATOS PARA LEER EN UN PISPÁS

Atreverse a confesar debilidades no es de valientes sino de temerarios, y yo lo soy. Necesito a las personas y lo intuye quien me quiere. No puedo controlar mi necesidad de afecto y eso me hace humano, sensible y hasta vulnerable. Nunca ejercí de duro aunque me he sorprendido siendo más fuerte de lo que pensaba. Tiendo puentes de afecto con facilidad y me confundo al pensar que todo el mundo es igual de ingenuo e inofensivo que yo.

No me gusta la gente a la que todo le da igual porque a mí me importa todo. No me gustan las personas que saben de todo porque sé que no sé nada. No me gusta la gente que quiere quedar siempre por encima de todo el mundo y decir la última palabra porque no trabajo la prepotencia sino la humildad. Cada uno es como es, y tienen todo el derecho del mundo, pero yo quiero seguir siendo fiel a mí mismo sin traicionarme por una sonrisa fácil o un halago continuado.

Digo “te quiero” a quien quiero, abrazo al que lo necesita, cuido a mi familia, soy leal a mí mismo e ignoro a quien empiezo a detestar en un momento determinado. No puedo dejar de poner pasión en la vida, de apostar por el débil, de criticar la prepotencia, de enfadarme con los mamporreros de las redes sociales y de no perder la flexibilidad ante los ataques de la vida para poder avanzar y endulzar los momentos amargos. Atravieso mal las frustraciones pero, aunque me quedan muchas futuras desilusiones, nunca dejaré de respirar hondo cada mañana y sentirme vivo después de dormir con la conciencia tranquila.

No puedo vivir de espaldas a los detalles pequeñitos, que circundan nuestras vidas. Todo es irrepetible y pongo toda mi pasión en cada conversación, en cada escrito, en cada acción y, por supuesto, en cada beso, caricia y abrazo. Nada me es indiferente y buceo por cada acto para encontrar posibles relecturas o interpretaciones. No me conformo con lo fácil y exploro lo complejo. Soy complejo o sencillo, según los ojos con los que se me mire, pero siempre real. Pocos detienen sus miradas en personas como yo. Los ojos buscan imágenes explosivas y personajes creados a golpe de maquillaje. Lo aparentemente común pasa de largo para las miradas cortas. Sólo me ven quienes han aprendido a mirar con el alma.

Ningún acontecimiento es insignificante en la vida de un ser humano. Me alegra un mensaje de un amigo, una palmadita en la espalda, un elogio comedido, una confesión de madrugada y todas aquellas pequeñas cosas que los demás hacen casi sin querer. Ofrezco refugio a las almas sin hogar, combato causas perdidas, doy cobijo a los corazones rotos y me armo de paciencia para hacer el puzzle que se le ha caído a alguien al que me encuentro momentáneamente asfixiado.

Soy un manojo de cosas y casi todas tolerables, pero no soy muchas cosas que le atribuyen a muchos. No soy intolerante, no soy impertinente, no soy prepotente y no soy engreído. Tampoco soy escritor, ni poeta, ni trovador, ni payaso, ni héroe…Carezco de muchas cosas y sé que ofrezco a los demás como un ser incompleto. Debo confesar, que soy listo para muy pocas cosas y demasiado tonto para la mayoría. Tengo que releer mi vida cada noche para entender correctamente lo que ha pasado durante el día. Tengo buenos amigos, conocidos, desconocidos, compañeros ocasionales, coincidentes laborables y muchos fantasmas, que me son casi familiares. Sé que caigo en la excesiva confianza con los demás, que tiendo a apadrinar a esos niños que viven escondidos en los cuerpos de los mayores, que me hago fuerte ante los desafíos y que me hundo por un simple soplo de viento frío. Soy un juez implacable conmigo mismo pero hoy quiero, necesito, deseo, sueño, anhelo y me impongo la tarea de convencerme de que soy un niño ingenuo con el corazón de trapo, que vive escondido en el cuerpo de alguien al que le gustaría ser de mayor, simplemente, un buen hombre.

***   ***   ***   ***   ***   ***   ***   ***   ***   ***

Un suspiro se quedó suspendido en el aire. El viento gélido de febrero no logró que cayera. Un niño se quedó mirando el suspiro y quiso cogerlo con su manita fría. Dos pájaros pasaron a su lado pero el suspiro no se movió. La lluvia empapaba todo pero tampoco consiguió hacerle marchar. Un pareja de adolescentes enamorados se daban besos con ansía y sin mucho tino con las mochilas a la espalda. El suspiro no dudó y se interpuso entre sus bocas para darle un certero augurio.

Los suspiros nunca salen del alma sin motivos. Uno puede fingir una sonrisa o un llanto pero no puede engañar a nadie con un suspiro falso. Las mujeres suspiran más que los hombres porque sus almas son más sinceras. Estaba haciendo mi cama y un suspiro salió de entre las sábanas. “Alguien lo ha dejado para mí”, pensé. Creo que un suspiro es el mejor regalo que se le puede ofrecer a un aprendiz de poeta.

De entre mis sábanas de seda,

sensible, sentido y hondo,

el suspiro no se queda.

Y llegándome hasta el fondo,

mi alma entera llena.

¿Quién te dejo para mí?

¿Un alma lisonjera?

¿Unos labios de rubí?

¿Una niña de plata?

¿Una princesa enamorada?

A ti un suspiro me ata,

con hechizos de hada.

Este suspiro me mata,

pero con luz dorada.

***************   ***************   ****************

(FcoTomásM2022)